
Resulta que un dia venia por la linda Villa Bosch y un chico medio morochito, de rulitos y con una rasta que parecia la mecha de una bomba me grito mi apodo: KABUBI.
La simple cuestion es que como no dejo que nadie me grite eso, lo corri hasta que lo arrincone contra la puerta del Pio XII. Estaba a punto de darle una golpiza abrupta, ya tenia el puño cerrado y apuntaba a sus dientes, pero el purrete me dijo que haria cualquier cosa por que no lo golpee. Entonces me dije a mi mismo, ¿lo dejo vivir? Si, lo dejo. Al instante le di los 400 panfletos que tenia del supermercado Chino Wanchonga para que me los tire.
Luego me lo traje a casa, me dio un exquisito masaje de pies, me leyo los chistes del clarin, le pego un tibio baño de sales a mi perro Jasam y termino con sus tareas.
Lo vi exausto al pobre niño y lo invite a un refresco, le dije: Queres un poco de lechita malteada con un sandwichito de carne?? y el no tuvo mas opcion que hacer lo que le pedia porque sino lo iba a moler a palos. Y ahi comenzo nuestro romance.
Iba todos los dias a buscarlo a su casa, pero como tenia que estudiar, decidimos vernos los sabados por la tarde, el tiene un grupito de musica y les dijo a sus compañeros que tenia que "Estudiar", pero realmente estudiaba la estructura de mi falo.
Asi que bueno, nos amamos mucho.
Solo queria que lo sepan.
Un saludo muy grande
Luis Kabubi
1 comentario:
qe pelotudo
jubilate kabubi!
Publicar un comentario